Esto dice el Señor omnipotente:
«¡Ay de los que se sienten seguros en Sión, confiados en la montaña de Samaría!
Se acuestan en lechos de marfil; se arrellanan en sus divanes, comen corderos del rebaño y terneros del establo; tartamudean como insensatos e inventan como David, instrumentos musicales; beben el vino en elegantes copas, se ungen con el mejor de los aceites pero no se conmueven para nada por la ruina de la casa de José.
Por eso irán al destierro, a la cabeza de los deportados y se acabará la orgía de los disolutos.»
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